La mezcla de civilizaciones, de culturas y de imperios ha otorgado a Turquía una riqueza histórica sólo comparable a su explosión de belleza natural. Considerado "el museo al aire libre más grande el mundo", el país cuenta con playas color turquesa, cataratas, bosques, formaciones rocosas únicas y ciudades con mucho que ver. Estambul es tal vez la ciudad que más refleja el choque de culturas y conviven diferentes corrientes de todos los continentes.
Pero no solo allí es donde podemos apreciar el enorme y extenso patrimonio de Turquía. Repasaremos aquí algunas notas sobre el interior de Turquía, tan rico y fascinante.
Entre el Egeo y el Mediterráneo encontramos lugares como Villas de Bodrum, Marmaris, Fethiye y Oludeniz. Frente al brillante turquesa de estos mares, al resguardo de laderas cubiertas de pinos, estos tres enclaves turísticos acogen al viajero ávido de combinar el bullicio de sus puertos con lujosos yates con las bellezas de sus cascos históricos o los restos arqueológicos que las adornan.
Ruinas de las legendarias Pérgamo y Efeso (En las costas del Egeo):
En la provincia de Izmir (la antigua Esmirna, cuna de Homero), la actual Bergama se asienta próxima a las ruinas de la antigua Pérgamo, sede de la segunda biblioteca más importante de la Antigüedad (allí se inventaron los pergaminos), después de la de Alejandría, y del renombrado Asclepieion, un gran complejo médico-sagrado; mientras que en Efeso (sede del templo de Artemisa, Maravilla de la Antigüedad), encontramos un magnífico ejemplo de urbe monumental grecorromana, parcialmente excavada y reconstruida a lo largo del siglo XIX.
Naturaleza y ruinas en los alrededores de Antalya (en la costa mediterránea):
Destacan la antigua Myra con sus tumbas licias talladas en la roca y su teatro grecorromano; se relaciona a San Nicolás de Myra como el auténtico Papá Noel; la romántica ciudad licia en ruinas de Phaselis (o Faselis o Tekirova), expandida a lo largo de tres sugerentes calas; el anfiteatro romano de Aspendos (Belkis), el mejor conservado de la Antigüedad; y las bellas cascadas del Alto Düden(en Lara Plaji), en su desembocadura hacia el Mediterráneo.
Monte Ararat (en el oriente de Anatolia):
A 6 kilómetros de Dogubayazit, en la esquina fronteriza con Armenia e Irán, se halla el complejo palaciego de Ishak Pasa (siglo XVIII), considerado como uno de los más bellos de Turquía, y más al norte, las cumbres nevadas del mítico y místico Ararat, el monte más alto del país con sus 5.165 metros, lugar donde se asentó el Arca de Noé tras el Diluvio Universal, según el Antiguo Testamento.
Naturaleza y monumentos en torno a Trabzon (en la región del Mar Negro):
Casi todos los que acuden a esta ciudad (el mayor puerto de la costa oriental) lo hacen para ver la iglesia medieval de Santa Sofía, convertida hoy en Museo (AyaSofyaMüzesi), o para trasladarse desde allí a una de las perlas de estas tierras: el monasterio de Sumela, complejo ortodoxo griego aferrado a lo alto de un acantilado imposible.
Ankara:
Dos son los lugares básicos que hay que visitar en esta urbe, capital del país desde 1923: el Museo de las Civilizaciones Anatolias, con piezas escogidas de entre la mayoría de los yacimientos del país; y el mausoleo AnitKabir, erigido en honor de MustafaKemal, líder de la independencia de la actual República de Turquía, más conocido como Atatürk ("Padre de los Turcos").
En el centro de Anatolia destacan Capadocia y Konia
Capadocia, cuna de los primeros habitantes de Anatolia está emplazada entre Aksaray, Nigde, Nevsehir, y Kayseri. Esta peculiar zona es el resultado de extrañas erupciones volcánicas erosionadas por los siglos y horadadas por la mano del hombre. Entre las increíbles formaciones paisajísticas hay restos de pueblos prehistóricos, fortalezas abandonadas, iglesias bizantinas talladas en el interior de los picachos con forma de "chimeneas de hadas", y una decena de inquietantes villas subterráneas excavadas en la piedra entre los siglos VII y XII. Formando parte de este peculiar paisaje, se halla TuzGolü, el lago salado más grande del mundo.
La ciudad de Konia(La Iconium romana)
Es una de las urbes continuamente habitadas más antiguas de Turquía, capital de los selyúcidas en los siglos XII y XIII y lugar de origen de los Derviches Danzantes, en la que destaca la tumba de Mevlana, y la fantástica mezquita de Aladino (siglo XIII).
Más al oeste, la bulliciosa Küthaya es famosa por su producción de azulejos de colores y como punto de partida para acudir a uno de los templos mejor conservados de Anatolia: el gran templo de Zeus, del yacimiento de Aizinoi (junto al pueblo agrícola de Çavdarhisar).