El taller literario “Álgebra y Fuego” debe su nombre a Jorge Luis Borges, quien resumió con esas dos palabras lo que para él era la literatura: una combinación entre la pasión incontenible, y la búsqueda rigurosidad extrema. “Para nosotros – explica la profesora Marisa Mansilla, mentora y alma mater del taller- es un espacio casi mágico en el que nos reunimos a leer textos de manera crítica y así enriquecer la mirada del otro entre todos; y también, es un espacio que invita y propone producir literatura: poesía, cuentos, relatos, e incluso novelas de largo aliento. Por ejemplo, ahora, el tallerista más joven del grupo, Lisandro Wolter, está escribiendo una que, además, promete mucho”.
Justamente, Lisandro Wolter, fue uno de los protagonistas del festejo por los 18 años del Taller Literario Algebra y Fuego, que tuvo lugar el último sábado en Bisellia. Él, quien tenía apenas 2 años cuando las primeras reuniones del taller tenían lugar en “La Estación”, leyó un capítulo de su novela que no está terminada, pero ya tiene título tentativo: “Rednape: Términos y condiciones de uso”.
Con el formato de “Café Literario”, también pasaron por el escenario Cristina Colombo, quien leyó tres de sus poesías; Lilia Rodas con “Viento Furioso”, y Fabricio Capelli con “La santa cochina”; mientras que relatos de Pauline Melville, Mariana Enríquez, Liliana Heker, Lina Meruane y Jorge Luis Borges fueron exquisitamente diseccionados por los talleristas Tatiana Rizzardi, Tamara Gamarra, Ileana Samberro, Marie Labarthe, María Teresa Flego, y Patricia Costela; todos acompañados en vivo por la inspirada guitarra incidental de Federico Wolter, e imágenes editadas por Sofía De Paoli, de la agencia "La Ventana".
Además, dirigidos por Mauro Montero, Virginia Blank, Gustavo Chalub, Adriana Formía, Adriana Lemucchi, Miriam Gaitto, Graciela Lorenzo, Héctor Reghitti y Gustavo Queralt representaron una lograda adaptación para teatro que la propia Marisa Mansilla hizo del cuento “Circe”, de Julio Cortázar.
“Algebra & Fuego” no sólo viaja con la imaginación. También genera lazos entre los talleristas quienes, incluso, se han confabulado para viajar juntos con la literatura como eje y principal excusa. Así, ya estuvieron en Chile siguiendo la ruta de Pablo Neruda; en Salta, Jujuy y Bolivia buscando los paisajes natales de Héctor Tizón; y en Brasil, guiados por la obra de Jorge Amado. “El año que viene queremos ir a Europa. Todavía estamos diseñando el viaje para aprovechar cada minuto”, adelanta la profesora con una espléndida sonrisa de madre orgullosa, antes de soplar las 18 velitas junto a sus talleristas.
El grupo dirigido por Mauro Montero representó una adaptación de “Circe” hecha por la propia Mansilla..
Dulces 18. El cierre del festejo literario incluyó torta y brindis..