"...Queremos más payas que nos acompañen, que puedan formarse. No nos ponemos largos objetivos, solo dejarles un buen momento a ellos"
Si paseás por los pasillos del Hospital San José los sábados por la tarde a ellas las vas a encontrar seguro: Cocotera, Rulinda, Petronila, Amatista y Teodelina divierten tanto a grandes a chicos. Nacieron hace 5 años y el público las conoce por su nombre artístico, las Payamédicas. "Hicimos un curso de formación en distintas etapas de nuestras vidas y nos encontramos acá. Venimos todos los sábados a las 14:30 horas a intervenir con toda la gente que está en el Hospital, las enfermeras, los médicos, los pacientes. A veces también pasamos por la Guardia. La idea es traer un poco de color y de sonrisas en un lugar donde a veces es difícil estar", comenta Cocotera.
"...El objetivo es dar amor, ellos saben que una vez por semana venimos para desdramatizar el contexto del hospital y hacerlos reír. Somos muy conscientes donde estamos"
"Hay un bagaje que es personal y otro que nos dieron diferentes cursos de PayasoTeatral y PayaMedicina, brindándonos las herramientas para aplicarlas en los lugares donde intervenimos", agrega la joven, quien cuenta que Cocotera son sus ganas de jugar, el volver a ser niña.
La formación se completa con la payantía, que dura seis meses y la hacen los futuros payamédicos: sólo el que hizo el curso puede ingresar al Hospital. En el Facebook "Payamédicos en Campana del Hospital San José" comparten todo lo que es referente a los talleres que se dan en las zonas aledañas.
Rulinda fue la última ingresante al grupo. Hace apenas un año que forma parte y confiesa: "Vengo de la industria. Me costó mucho aprender a jugar con los chicos. Por suerte tengo unas personas con mucha experiencia al lado en la docencia y eso te facilita mucho".
"Observé e intervine desde afuera para ir aprendiendo a ser un payaso. El objetivo es dar amor, ellos saben que una vez por semana venimos para desdramatizar el contexto del hospital y hacerlos reír. Somos muy conscientes donde estamos", asegura.
Hay ciertas normas que las identifica como grupo, por ejemplo, el tipo de vestimentas. "No usamos el color rojo, negro ni oscuro. Son colores vivos, muy llamativos. Las narices son naranjas", detallan. Por esa lógica, ahora las habitaciones del Hospital dejaron de ser blancas para estar pintadas de color. Otro factor importante es usar un vocabulario cuidado, es decir que, "las palabras que tengan que ver con lo positivo y el optimismo, con la belleza".
Rulinda cuenta que el trato con sus compañeras payamédicas es excelente. "El grupo tiene mucha dinámica y es muy sólido", asevera. Por su parte, Petronila, comenta que sábado a sábado se vuelven a reencontrar "con niños que están en una internación larga" y les hacen dibujos. "Nos esperan con alegría y eso reconforta el alma. El fin nuestro es dejar los problemas que tenemos todos en la vida diaria y meternos dentro de la doctora. Usamos el lenguaje corporal. No es una imposición sino una invitación de jugar", comenta.
Los payamédicas intervienen con el lenguaje teatral, trabajan con la improvisación. Cada sábado pasan por el "Payapasen" donde les informan que tiene cada paciente antes de interactuar con él.
"Con esa información nosotros entramos e intervenimos. Sabemos hasta donde podemos llegar. Tenemos una serie de herramientas que cada una lleva en su equipaje. Estamos en permanente contacto con el juego simbólico. No solo jugamos con las personas que están en la habitación, sino que jugábamos con todo lo que allí se presenta: el suero, las tazas de leche, con los muñecos que tengan en el momento, y les damos otro sentido. Uno se ofrece, pero el otro también. Ofrecemos una escena, con algún juego entre nosotras que lo trasladamos al produciente, porque ellos tienen algo que producir", explica Rulinda.
Amatista añade: "Se vive con mucho placer y alegría, hacer algo por otro está bárbaro. Sacás al paciente a producir, a jugar, participar, crear. La imaginación desde el lugar donde estés -sea la cama, la silla de ruedas- siempre está, eso fluye, traspasa".
Cada momento o intervención tiene su tiempo. La idea es mantener el potencial de ese juego. "Siempre tenemos casos difíciles, hay sábados más intensos, otros más tranquilos. La reacción cuando nos vamos es lo más importante porque una se da cuenta qué le deja. Y luego de cada intervención hacemos un "PayaBalance", señala.
El payamedico no tiene religión, no tiene partido político, no tiene ni familia, no es de aquí ni de allá, puede ser del más allá. Risa, Alegría, Juego y Diversión son sus palabras claves. "Está comprobado científicamente que la risa cura. El amor es lo mejor que tenemos para dar como persona. Queremos más payas que nos acompañen, que puedan formarse. No nos ponemos largos objetivos, solo dejarles un buen momento a ellos", cierran.
Marco Legal
La Ley 14.726 creó la figura del "Payaso de Hospital" para intervenir en tareas de recuperación y tratamiento en los servicios pediátricos de los hospitales provinciales y municipales ubicados en Buenos Aires.
En su Artículo 2º, el texto de la norma dice que "se entenderá por payaso de hospital aquella persona especialista en el arte de clown que de acuerdo a la Autoridad de Aplicación reúna las condiciones y requisitos para el desarrollo de su tarea en los hospitales públicos provinciales y/o municipales de nuestra provincia".
A su vez, el Artículo 3º agrega: "Cada servicio de terapia pediátrica deberá contar con un servicio de especialistas en el arte de clown o payasos hospitalario".
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