"Este es un lugar que ayuda a bajar los decibeles. El verde, los árboles, el acondicionamiento de la quinta ayuda a que se calme el nivel de ansiedad" --Alejandro Lodja, director de "Despertando Sueños"
Hay pacientes llegados de Tierra del Fuego, Mendoza, Santa Fe, Mar del Plata y el conurbano bonaerense, que conviven en una quinta ubicada en el barrio San Jacinto, un escenario arbolado, amplio y cómodo donde "bajar los decibeles" y entregarse al tratamiento es la prioridad. La entidad pertenece a la asociación civil "La SOS para crecer", que desde hace dos años comenzó con la implementación de programas para asistir a personas con adicciones, primero con una sede de tratamiento ambulatorio en avenida Mitre 660 y luego con la apertura de "Despertando sueños", la comunidad terapéutica donde se desarrolla el tratamiento residencial.
"La asociación civil es un paraguas más grande, donde tenemos una construcción y una participación social, con un sistema de orientación familiar gratuito donde se recepcionan casos y se orienta por todo el mapa de recursos", precisa Darío Domenech, director general de "La SOS para crecer". Y como muchas veces la respuesta termina siendo derivar a los pacientes a alguna de las contadas residencias de rehabilitación en la zona, La SOS decidió encarar su propio proyecto.
Hoy, en "Despertando sueños" trabaja un plantel de 8 personas, en base a un esquema de voluntariado que se complementa con la asistencia de un equipo de profesionales psiquiatras y psicólogos. Los pacientes viven en la quinta, allí tienen desayuno, almuerzo, merienda y cena y son los encargados de su mantenimiento. El método terapéutico propuesto es el Minnesota, surgido en el estado estadounidense del mismo nombre, proceso intensivo de corta duración que busca no desligar a la persona de su entorno y diferenciarla de su enfermedad adictiva.
"Ayuda a que la persona empiece a sacar lo que le duele, sus emociones, su historia, y en base a eso se empieza a liberar", explica Alejandro Lojda, director de "Despertando sueños". Entre 6 y 8 meses después de iniciado el tratamiento, arranca el proceso de reinserción social, durante el que se trabaja la relación con la familia y la posible reinserción laboral.
"Este es un lugar que ayuda a bajar los decibeles. El verde, los árboles, el acondicionamiento de la quinta ayuda a que se calme el nivel de ansiedad", señala Lodja. El equipo directivo de la entidad lo completa con Matías Rosa, director terapéutico.
Luis Vasile es uno de los tantos voluntarios colaboradores de la institución. "Transmito el mensaje como familiar de un adicto en recuperación, porque sabemos que la droga es una enfermedad para toda la vida. Lo doy en las reuniones de padres y trato de ayudarlos. La fundación tiene reuniones de familia que se hacen quincenalmente para apoyarlas y ayudarlas. Lo principal es tratar la enfermedad familiar, porque la familia se enferma como el adicto", asegura.
"La SOS para crecer" se encuentra estrechando vínculos con otros actores sociales. A las charlas que dan en escuelas, gremios y empresas, les han sumado un ciclo ofrecido en sociedades de fomento junto a las Madres Unidas de Campana. Se sabe que en ocasiones accidentes de tránsito y consumo de drogas o alcohol van de la mano. Además, en la sede ambulatoria de avenida Mitre se dan cursos de consejero en adicciones. "Yo lo estoy haciendo. No sé si alguna vez trabajaré de eso, pero es para poder ayudar a otros, ya que cuando a mí me pasó, fue complicado conseguir ayuda", reconoce Vasile.
Vasile, Lodja y Domenech en el parque de la quinta, ubicada en el barrio San Jacinto.