El ajo se originó en Asia Central y el uso en la medicina alternativa se aplica desde el tercer milenio antes de Cristo en la India y el Antiguo Egipto, así que, como te puedes dar cuenta, los beneficios del ajo son conocidos desde hace muchos años, y aunque han formado parte de creencias populares que se han transmitido de generación en generación, muchas investigaciones científicas han podido comprobar que son reales y eficaces dichas propiedades.
La primera asociación que se desprende del ajo es el mal olor. En especial en la boca, pero también en el cuerpo queda su hedor impregnado. Producto de la alicina formada por la acción de una enzima -alinasa- sobre un aminoácido -alina- se origina el desagradable aliento posterior.
Si el ajo se cocina, evapora una cantidad significativa de alicina, por lo que no se genera tanto olor. Cuando no se cocina, en cambio, la alicina hace estragos en el hedor corporal. Cualquiera sea el caso, más allá del sufrimiento para el olfato, tanto propio como ajeno, el ajo es un alimento imprescindible en la dieta.
La alicina, el fitoquímico primario del ajo, además de ser el encargado de llevar el mal olor, trae consigo múltiples beneficios para la salud. Tanto por su potencial antimicrobiano como por su capacidad antioxidante, el ajo se convirtió en un alimento básico en los hogares. Su presencia en la dieta aumenta la inmunidad y reduce la presión arterial y el colesterol.
¿Qué enfermedades podemos combatir comiendo ajo?
Recientes investigaciones científicas han demostrado que el consumo regular de ajo elimina las bacterias de nuestro organismo, además es un potente antibiótico natural.
Con esta olorosa hortaliza también se puede tratar naturalmente la presión arterial alta, el reumatismo, las diarreas, el cólico estomacal provocado por parásitos; asimismo tiene la capacidad de reducir el agotamiento físico y las enfermedades nerviosas.
También se destaca por ser un poderoso estimulante del apetito, ayuda a tener una buena digestión, evita la acidez estomacal, activa la circulación ayudando al buen funcionamiento del corazón y es un buen protector del hígado y la vesícula, manteniéndolos saludables y fuertes.
¿Por qué es bueno comerlo en ayunas?
Consumir el ajo en ayunas es muy bueno para desintoxicar el organismo, además si se toma de manera continua y a largo plazo podemos prevenir ciertos tipos de cáncer, diabetes y problemas que tienen que ver con los nervios y estados depresivos.
Para obtener todos y cada uno de los beneficios que el ajo nos brinda, debemos consumirlo preferiblemente crudo, ya que en el proceso de cocción puede perder muchas de sus valiosas propiedades.
A lo mejor su sabor te resulte demasiado fuerte debido al contenido de azufre, pero si te pones a analizar todos los beneficios que puedes obtener, el olor pasará a un segundo plano y te dedicarás a comerlo sin tanta prevención. Lo más recomendado es comer dos dientes al día, de este modo podrás sentir sus poderes curativos.
Recuerda que para evitar la molestia del sabor y el olor que te queda después de comer el ajo, puedes optar por los comprimidos naturales que puedes encontrar en cualquier tienda que ofrezca esta clase de productos. Asimismo, se puede combatir tomando un poco de jugo de limón o masticando una hoja de menta. Lo importante es no privarse de obtener los beneficios de este maravilloso producto natural.
La alicina, un compuesto que sobresale en el alimento, además de generar el hedor, tiene múltiples propiedades que previenen enfermedades.