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La disfunción hepática está estrechamente relacionada con la disfunción eréctil.
Los problemas hepáticos pueden manifestarse de diversas formas, como coloración amarillenta de la piel y los ojos (ictericia), dolor e hinchazón abdominal, hinchazón de piernas y tobillos, picor en la piel, coloración oscura de la orina, coloración pálida de las heces y fatiga crónica.
Los estudios demuestran que la disfunción eréctil (DE) es frecuente en las personas que padecen cirrosis. Esta afección se debe principalmente a la disfunción endocrina y a la sarcopenia. Los pacientes varones con cirrosis hepática corren el riesgo de padecer disfunción eréctil, es decir, incapacidad para lograr o mantener una erección del pene de calidad suficiente. Sin embargo, no está explícitamente claro si la cirrosis causa por sí misma disfunción sexual, o si un factor relacionado puede contribuir a ambas enfermedades.
La testosterona sérica se reduce hasta en el 90% de los hombres con cirrosis, y los niveles disminuyen a medida que avanza la enfermedad hepática. La testosterona es una importante hormona anabólica con efectos sobre los músculos, los huesos y la hematopoyesis. Como tal, una disminución de los niveles de testosterona puede contribuir a la disfunción eréctil.
La sarcopenia, o pérdida de masa muscular, es una consecuencia frecuente de la cirrosis hepática y puede contribuir a la disfunción eréctil. La disminución de la función física y la fuerza causada por la sarcopenia puede afectar al rendimiento sexual y provocar disfunción eréctil.
Investigaciones recientes han confirmado que distintas enfermedades hepáticas, como la enfermedad del hígado graso no alcohólico (HGNA), pueden provocar disfunción eréctil. La disfunción eréctil es un trastorno frecuente en pacientes con HGNA. Por lo tanto, es esencial reconocer y tratar estas enfermedades hepáticas para mejorar la calidad de vida de los pacientes que padecen DE.
La disfunción eréctil es especialmente frecuente en las personas que padecen una enfermedad hepática avanzada. El deterioro de la función hepática puede provocar disfunción eréctil, hipogonadismo o ambos. Incluso después de un trasplante de hígado, la disfunción sexual sigue estando presente.
La disfunción sexual es frecuente en pacientes varones con enfermedad hepática crónica. Las alteraciones de la función sexual, conocidas como disfunción eréctil, son bastante frecuentes entre los pacientes afectados por enfermedades hepáticas.
A pesar de que el trasplante de hígado suele ser un tratamiento satisfactorio para las enfermedades hepáticas, la disfunción sexual puede persistir tras el trasplante. Por lo tanto, pueden ser necesarias intervenciones adicionales para tratar este síntoma.
El deterioro de la función hepática en los hombres puede provocar disfunción eréctil o hipogonadismo, o ambos. Se necesitan más estudios para explorar estas relaciones y las posibles opciones de tratamiento.
Las enfermedades crónicas se asocian a disfunción sexual y dan lugar a una disminución de la actividad sexual debido al malestar, la fatiga y los cambios corporales. Esto también es aplicable a la enfermedad hepática crónica.
Las enfermedades crónicas, como las hepáticas, suelen provocar malestar, fatiga y cambios corporales. Estos síntomas pueden, a su vez, provocar una disminución de la actividad sexual y contribuir a la disfunción sexual, incluida la disfunción eréctil.
De la información anterior se desprende claramente que los problemas hepáticos pueden afectar significativamente a la función eréctil. Esto puede atribuirse a diversos factores, como la disfunción endocrina, la sarcopenia y los efectos físicos y mentales de las enfermedades crónicas. Por lo tanto, abordar la salud del hígado es crucial para mantener la salud sexual en los hombres. Sin embargo, se necesita más investigación para establecer relaciones causales directas y desarrollar tratamientos específicos.