Los juegos de videos han conservado su popularidad desde que fueron introducidos en los EE. UU. durante los años 70. Desde entonces la industria japonesa, especialmente Nintendo, se lanzó de lleno a perfeccionarlos hasta la época actual, donde con la realidad virtual los chicos pueden meterse en el juego y experimentar, como si fuese real la más variada gama de situaciones límites, de extremo peligro y riesgo.
Hoy en día el 80% de las compañías de Sega o Nintendo tienen contenido violento y el 60% de los chicos mayores de 7 años ha jugado o juega con esos juegos, por consola o por Internet. Los efectos de permanecer "conectado" a la computadora o al juego de video por muchas horas diarias, han sido reportados como semejantes a los de mirar TV en exceso, es decir chicos con poca actividad física, malos hábitos alimentarios, que pueden padecer convulsiones por el efecto de luces destellantes (como ocurrió en Japón con la saga Pokémon); y que en el caso de los juegos en realidad virtual pueden aumentar su frecuencia cardíaca y su tensión arterial. (estos efectos desaparecen al suspender el uso).
Chicos y no tan chicos en cibercafés, chateando, jugando, bajando programas sin control a tan solo un peso la hora....¿Pero alguien sabe si nuestros hijos pueden convertirse en niños violentos? La tendencia a aumentar la violencia y el realismo de los juegos electrónicos es tema de preocupación permanente de padres y educadores.
En muchas investigaciones se compararon los efectos de jugar contra los de observar juegos violentos. En un estudio realizado por la Universidad de Missouri se concluyó que los efectos de los videojuegos violentos eran más dañinos que las películas y programas de televisión violentos ya que los videojuegos son interactivos y requieren que el jugador se identifique con el agresor. En la observación uno puede criticar determinadas acciones, utilizando los valores que les han sido enseñados, a pesar de que los héroes violentos pueden ser "perdonados", sin embargo en el juego, participar directamente de la violencia implica además de la canalización de la propia agresividad, asumir la identificación de valores como maldad, bondad y riesgo.
En estudios que utilizan la observación del comportamiento para medir la agresión, las tendencias indican un aumento en la agresión después de que los chicos utilizan u observan juegos violentos. Sin embargo, cuando los padres acompañan a los chicos a mirar la tele o a jugar en la computadora, reforzando o aclarando los mensajes que aparecen y dando su opinión al respecto, esto puede ayudarlos a diferenciar valores positivos y negativos y a comparar lo imaginario con lo real.
La era de la computación e Internet ha entrado a todos los hogares, y por el desarrollo de las tecnologías y de las inmensas posibilidades de las mismas en el ámbito de la comunicación humana, hoy en día se pueden conformar grupos humanos virtuales, con fuertes lazos de amistad, aunque vivamos a miles de kilómetros de distancia; podemos estudiar, perfeccionarnos profesionalmente, intercambiar trabajos científicos, trabajar, buscar información, comprar, jugar solos o con chicos en red, compartir conocimiento, enamorarnos a través de la red, no es poca cosa ¿no?
La educación ha adquirido altos niveles de desarrollo y perfeccionamiento a través de la red y de los múltiples usos de la tecnología. En el ámbito de la salud, se utilizan cada vez más programas de juegos terapéuticos, para el tratamiento de enfermedades como el autismo y los déficit cognitivos. La computadora en casa, se convirtió en nuestros días en una herramienta que no podemos menospreciar.
Como padres y educadores no podemos echarle la culpa al ciberespacio de que nuestro hijo adolescente se la pase todo el día conectado.
Como sociedad no podemos culpar a los videojuegos del aumento de la violencia en todos los ámbitos, si somos nosotros cómplices de la década más violenta de la historia.
Entonces.....¿Qué podemos hacer los padres?Tenemos que ser protagonistas de la educación que queremos para nuestros hijos Estimularlos para practicar deportes, leer y hacer actividad al aire libre Seleccionar, vigilar y supervisar el tipo de videojuegos que pueden utilizar, y limitar la cantidad de tiempo que sus hijos los utilizan, discutiendo el contenido de éstos con sus hijos, escuchándolos y dando nuestra opinión.
Lo importante siempre está en los valores que le transmitimos todos los días, nada ni nadie puede cambiar a nuestro hijo si le damos límites y amor responsable.
Fuente: Dra. Gabriela Arista Farini Pediatra del Hospital de Niños Ricardo Gutierrez.