El mundo cambia, y los estilos de vida también. Con el avance de la tecnología y desarrollo de Internet el acceso a la búsqueda de profesionales se ha vuelto mucho más fácil y hoy a nadie le parece extraño que un amigo o familiar consulte con un terapeuta o diga como comúnmente conocemos: “Quiero empezar el psicólogo”.
La doctora Susana Calero, Psiquiatra y directora del CACIS (Centro de Asistencia Capacitación e investigación de las Socio adicciones) explica que “los motivos más frecuentes para un comienzo de tratamiento suelen ser situaciones de crisis de ánimo, cuadros relacionados con pérdidas, duelos, ruptura de pareja, fallecimiento de algún ser querido y ante frustraciones frente a proyectos muy importantes para el futuro de la persona que consulta”.
Por otro lado, la licenciada en Psicología Cristina Meyrialle, asesora psicológica de la obra de canal 13 ¨Trátame bién" afirma que existen ciertos síntomas que pueden tomarse como generales. Éstos son: ¨la impotencia de la persona ante la o las situaciones planteadas, depresiones encubiertas y presencia de conductas adictivas (que suelen encubrir problemas emocionales graves no resueltos)”.
Las especialistas coinciden que al inicio del tratamiento los pacientes suelen reconocer que necesitan ayuda y que tienen un problema. Aunque en muchos casos, manifiestan una cierta resistencia a continuar la terapia a través de llegadas tarde, faltando a las sesiones o argumentando problemas con los horarios.
La licenciada Meyrialle explica que los cambios no son fáciles y que muchas veces producen temor a lo desconocido: “Los modelos de funcionamiento que cada persona lleva consigo se han instalado a lo largo de toda la vida y son en general “marcas de fábrica”, es decir conductas aprendidas en la primera infancia a partir del modelo de padres y cuidadores. Cambiar es transgredir estos mandatos”.
Es importante tener en cuenta que la velocidad de los cambios en un tratamiento depende de la gravedad del cuadro, de la personalidad y recursos que posea el paciente.
Los avances dependerán de la actitud activa y del compromiso del paciente, y del entendimiento que haya con el terapeuta. Es decir, que no hay soluciones mágicas.
Auto test: ¿Necesito empezar tratamiento?
1) ¿Tiene usted una visión negativa del futuro, del mundo y de usted mismo?
2) ¿Se siente agotado y no logra dormir bien?
3) ¿Se siente a menudo deprimido y tiene una mala relación con su familia y amigos?
4) ¿Tiene la sensación de estar abrumado por la realidad?
5) ¿Ha consultado anteriormente con un profesional y abandonó porque no creyó necesario continuar?
6) ¿Manifiesta temor y nerviosismo frente a la toma de decisiones?
7) ¿Evita las muchedumbres, salir a la calle sólo y tomar algunos medios como el ascensor, por ejemplo?
8) ¿Tiene problemas de colon irritable?
9) ¿Siente en algunas oportunidades taquicardia y sensación de ahogo?
10) ¿Ha perdido interés en cosas que antes lo motivaban?
Si la mayoría de las respuestas son sí, debería buscar ayuda profesional.
Consejos
LA OPINION DE LA ESPECIALISTA Doctora Graciela Moreschi
Evalúe por sí mismo cómo se siente con el profesional, tiene que haber empatía para que la terapia resulte.
Las expectativas tienen que estar puestas en uno mismo. Los cambios los hace la persona, no se cambia la realidad.
Es importante que sienta que el terapeuta le está dando tiempo y espacio para que usted elija los caminos que se le abren frente a la terapia.
Es fundamental la actitud cooperativa de ambos (paciente y terapeuta) como también, el compromiso.
Si no siente que está viendo las cosas desde otro ángulo ni que está generando cambios en su vida, se recomienda cambiar de profesional.
Las especialistas coinciden que al inicio del tratamiento los pacientes suelen reconocer que necesitan ayuda y que tienen un problema.