En realidad, no es fácil nacer en bisiesto, pues dicen los números que la probabilidad de venir al mundo un 29 de febrero es solo de 1 entre 1.461.
La Tierra tarda 365.256 días en completar una vuelta alrededor del Sol. Para lograr sincronizar año solar con año cronológico, cada 4 años el año pasa a tener 366 días en vez de 365, de este modo las estaciones no se confunden, y por ejemplo, el inicio de la primavera, puede seguir siendo el 21 de marzo. Sin años bisiestos cada 12 años los calendarios se desfasarían 3 días.
En el calendario juliano, los años bisiestos son aquellos cuyas dos últimas cifras son divisibles por 4 (2012/ 4= 503), exceptuando los múltiplos de 100 (1700, 1800, 1900...) donde a su vez también se exceptúan aquellos divisibles por 400 (1600, 2000, 2400...) que sí serán bisiestos. El problema con este sistema es que deja 0,000300926 días o 26 segundos al año de error.
El calendario juliano empezó a aplicarse por Julio César en el año 46 a. C. El sucesor del calendario juliano, el gregoriano, también incluyó los años bisiestos, uno cada cuatro años.
En el mundo anglosajón, a los que nacen un 29 de febrero se les llama “leapers”, palabra que proviene del término Leap Year, año bisiesto en inglés. En Irlanda se premia con 70 libras a los bebes que nacen en Leap Year.
Año bisiesto, año siniestro
"Año bisiesto, año siniestro", dice la sabiduría popular. Desde luego, hay ejemplos para corroborar el refranero: el hundimiento del Titanic (1912), el inicio de la Guerra Civil en España (1936), el comienzo de la Gran Recesión (2008) o los asesinatos de Gandhi (1948), Martin Luther King (1968) o John Lennon (1980) ocurrieron en años bisiestos.