Cuando Joao Pereira de Souza, un pensionado brasileño de 71 años, rescató al pequeño pingüino de una playa, no se imaginaba que el animal, le agradecería el gesto, de esta forma tan peculiar.
Cuando Dindim, así le puso de nombre a su pingüino, se mejoró quiso soltarlo, pero el animal no quiso irse: “Estuvo conmigo once meses y después de cambiar sus plumas despareció”. Pero rápidamente lo volvió a ver, ya que meses después Dindim apareció en la costa, encontró a Pereira de Souza y lo siguió hasta su casa.
En los últimos cinco años Dindim pasó anualmente ocho meses junto al brasilero y para verlo nada alrededor de 8.000 kilómetros para reencontrarse con el hombre que le salvó la vida. Se considera que el resto del tiempo está en las costas de Argentina y Chile reproduciéndose.
“Amo al pingüino como si fuera mi propio hijo y creo que el pingüino me ama a mí“, dijo Pereira de Souza según informa Globo TV y agregó que nadie más puede tocarlo. “Él se sienta en mi regazo, me permite bañarlo y alimentarlo con sardinas”.
Souza cuenta que cada día alimenta a Dindim con pescado para que pueda reponer fuerzas, luego siempre lo devuelve al mar, pero reconoce que "no se irá". No ha faltado ningún año, Dindim ha sido un amigo fiel durante los últimos cuatro años. Y cada año afirma Souza, "se muestra más feliz de verme".
La emotiva historia fue dada a conocer por Globo TV.