La comunidad judía festeja desde ayer viernes Pésaj, la Pascua Hebrea, en conmemoración al éxodo del pueblo de Israel de Egipto, que sucedió hace más de 3.200 años. De esta manera, se puso fin a la esclavitud y se comenzó con la marcha por el desierto hacia la Tierra Prometida.
Pésaj se celebra durante ocho días (siete en Israel). La ceremonia central es hogareña y consiste en una doble cena festiva familiar o Séder, la primera y segunda noche, llena de profundos simbolismos y pasos establecidos. Se lee el relato de la liberación de Egipto del libro de la Hagadá.
Uno de los simbolismos del Séder es la exigencia de comer matas (pan sin levadura) para cumplir con el precepto público que expresa: "Siete días comeréis panes ázimos". Esto se debe a que cuando los hebreos decidieron escaparse de la esclavitud, tuvieron que preparar un alimento rápido, por lo cual no esperaron a que el pan fermentara; así que lo hicieron sin levadura.
Asimismo, entre otros simbolismos, se suele comer hierbas amargas en recuerdo de que los egipcios amargaron a los hebreos con trabajos forzados; la jalea llamada jaroset como rememoración del barro con que se adherían las piedras; y el zroa (ala de ave asada), que recuerda el cordero pascual. En tanto que el regocijo está representado en beber cuatro copas de vino.
Se conmemora la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto y la marcha por el desierto de la Tierra Prometida.