Lisboa es la capital de Portugal y su ciudad más importante. Su situación privilegiada en la desembocadura del río Tajo la convirtió en una de las ciudades más influyentes para la dominación del Atlántico. Tiene una población de casi 600.000 habitantes y en su área metropolitana viven cerca de dos millones de personas.
Las primeras noticias de la ciudad vienen de la época de los fenicios, que con los cartagineses se disputaban la propiedad de estas tierras. En el año 205 A.C comenzó la era romana, que obtuvo una posición importante en el mapa de Iberia. Ya en el 714 llegaron los musulmanes, que resistieron durante 400 años. De esta época proviene la fortificación de la ciudad. En el siglo XII la ciudad fue reconquistada por los cristianos, y poco después Lisboa adquirió la capitalidad de Portugal. Durante los siglos posteriores, pasó por etapas de esplendor (siendo puerto de entrada de las riquezas de África y del Nuevo Mundo) y también por etapas de fracaso (las campañas fracasadas en el norte de África el costo de las colonias y la guerra con España). A fines del siglo XVII se volvió a un nuevo periodo floreciente tras el descubrimiento de oro en Brasil, su mayor colonia. En 1755, un gran terremoto asoló la ciudad y dio comienzo a una época oscura de la que Lisboa tardaría siglos en salir.
Es gracias a esta riqueza histórica que la ciudad tiene un aire nostálgico. Sus calles empedradas, las cuestas, el modelo arquitectónico tan propio, y esa subjetiva decadencia de la ciudad le dan un toque mágico, y aunque podamos pensar que esas cosas "empobrecen" el entorno, nada más lejos de la realidad: le da un ambiente especial y único. Podríamos decir que a veces el tiempo se detiene en esta ciudad, las callecitas nos transportan a otro tiempo, y motivo de esto son los tranvías antiguos transportando pasajeros como se hacía antaño, dando la sensación que aquí la vida y el tiempo van a otro ritmo.
Si lo que les gusta es la historia, o callejear, hay mucho por ver y hacer en esta fascinante capital de Portugal. Un repaso de las más importantes:
Castillo de San Jorge: data del siglo VI. Las 18 torres del Castillo dominan con elegancia el perfil de la ciudad. Desde su posición privilegiada se pueden admirar casi todos los lugares que hay que ver en Lisboa. Esta fortificación ha sobrevivido a asedios, guerras y a un terremoto, y hoy es la atracción turística más popular de la capital.
Torre de Belem: Uno de los símbolos por excelencia que ver en Lisboa y absolutamente imperdible. Se construyó a principios del siglo XVI a orillas del río Tajo como una estructura defensiva y también para dar la bienvenida a los viajeros que regresaban de explorar el mundo. Esta joya de la arquitectura portuguesa es una verdadera maravilla y Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Elevador de Santa Justa: este ascensor está escondido en una callejuela del corazón comercial de Lisboa y es una de las piezas de arquitectura más interesantes para ver en la ciudad. Su mayor atractivo son las vistas panorámicas desde la cima. Una vez arriba, se aprovecha para caminar por el bohemio barrio de Chiado, el "Montmartre" lisboense.
Monasterio de los Jerónimos: Espectacular como pocos, este enorme complejo del siglo XVI contiene la tumba del explorador Vasco de Gama, salas enormes con bóvedas y columnas decoradas en estilo manuelino, uno de los mejores claustros del mundo y techos en los que los arcos de las columnas se funden con una gracia original.
Parque de las Naciones: este moderno Parque ofrece un contraste con el centro histórico de Lisboa. Situado al este de la ciudad, es donde encontraremos hoy la arquitectura más contemporánea de Portugal, además de un puerto muy nuevo. Una de las joyas es el Oceanario de Lisboa, el acuario más grande de Europa. Con exposiciones impresionantes que recrean varios ecosistemas y albergan a unas 450 especies de animales marinos, su objetivo principal es educar a los visitantes sobre la necesidad de invertir en la conservación de los océanos.
Barrio de La Baixa: Es realmente encantador, un buen lugar para pasar una tarde relajados y disfrutando de los monumentos que ver en Lisboa sin tener que enfrentarse a las cuestas del resto de la ciudad. Aquí encontrarán la Plaza de los Restauradores, la Plaza del Rossio (con su estación de tren modernista) y la Plaza del Marqués de Pombal. La Plaza del Comercio también es un buen rincón donde sentarse a descansar y tomar algo. Si no tienen muchas ganas de andar a pie, siempre es posible montarse en el tranvía número 12, que recorre buena parte de La Baixa y es un atractivo en sí mismo.
Barrio de Alfama: Es el barrio más ancestral de la ciudad. Aquí encontrarán algunas iglesias increíbles y casas llenas de azulejos que son una verdadera locura de originalidad. El centro histórico de Lisboa es el lugar ideal para alejarse del ruido y disfrutar de un buen café con un dulce local. Si viajan a finales de junio, no se pierdan las celebraciones de las fiestas de San Antonio en sus calles empinadas.
El Barrio Alto: lugar ideal para visitar de noche, para divertirse y salir de fiesta. Este distrito empinadísimo está justo por encima Alfama, barrio del que recién comentábamos. Durante el día es un lugar tranquilo y residencial en el que el reloj parece haberse detenido. Una vez que el sol se ha puesto, es un lugar de lo más entretenidos.
Por si esto fuera poco, la ciudad está llena de tiendas, bares y restaurantes en los que uno puede degustar buen pescado y marisco. Así que tanto si uno decide mezclarse con los lisboetas en una de las muy concurridas cafeterías o sencillamente uno prefiere un lugar tranquilo desde donde mirar el mar mientras se toma una copa de vino, Lisboa sin dudas no defraudará y será un recuerdo mágico.
Lic. Guillermo Ceballos - Vuelos y Vacaciones / ventas@vuelosyvacaciones.com.ar*