Hay una relación inversa entre el consumo de yerba mate y el Parkinson, informa el Instituto de Neurociencias de Buenos Aires (Ineba), a la luz de los últimos estudios sobre el tema. En el marco del Día Mundial del Parkinson, que se conmemora cada 11 de abril, el dato cobra relevancia entre los avances en prevención y tratamiento de esta enfermedad que en Argentina afecta a cerca del 1,5% de las personas mayores de 65 años, según datos del Ministerio de Salud de la Nación.
En un estudio reciente, según reporta esta institución, llevado a cabo por un grupo de científicos argentinos en más de 200 pacientes con la enfermedad se confirmó la existencia de una relación inversa entre el consumo de yerba mate y el Parkinson, lo cual permite generar la hipótesis de que la yerba mate tiene un potencial rol protector en el desarrollo de la enfermedad.
“Si bien el origen del Parkinson es poco claro, se entiende que para su aparición colaboran una combinación de factores genéticos, ambientales y de estilos de vida. Algunos de estos factores de estilo de vida podrían proveer protección contra la enfermedad, y aparentemente la cafeína disminuiría el riesgo de sufrir Parkinson”, explica Gatto, integrante del equipo a cargo de la investigación.
Avances en el tratamiento
Con respecto al tratamiento de esta enfermedad, la multiplicidad de síntomas y áreas involucradas requerirían abordajes farmacológicos no limitados a la restitución de dopamina, informa Ineba. "En este aspecto, se están evaluando nuevos abordajes terapéuticos que incluyen acciones sobre otros neurotransmisores como la adenosina, el glutamato y la acetilcolina. La estimulación cerebral profunda es otra de las estrategias que demostraron ser útiles para paliar los síntomas."
La terapia génica es considerada por los especialistas como un nuevo y prometedor aporte, mientras que el implante celular (que se encuentra en etapa preliminar) es una alternativa interesante a investigar.
“En los últimos años, la posibilidad de desarrollar en el laboratorio células de la mayoría de los tejidos a partir de células derivadas de un individuo (células iPS) permitirán en un futuro comprender mejor los mecanismos involucrados en el Parkinson, alumbrando nuevas posibilidades terapéuticas”, indica Gatto.