El miércoles pasado la Asociación Docentes jubilados realizó la mateada del bicentenario. Durante la tarde contaron con la presencia de la Profesora Lela Dintino quién ilustró sobre aquellos acontecimientos, ubicándonos en espacio y tiempo que culminaron en la Declaración de la Independencia en aquella famosa casita de Tucumán.
Compartió la lectura de "Le hablo de un 9 de julio" de Jorge Cafrune. Versos que transcriben un homenaje a esos hombres que hicieron posible la Independencia.
Coincidiendo la mateada del bicentenario con el Día de la primavera la Sra. Marilena Guglielmi leyó "Vestidos Nuevos" de Juana de Ibarbourou.
La Asociación Docente agradece la presencia de socios y amigos que compartieron con nosotros esta hermosa mateada como parte de los festejos del bicentenario.
LE HABLO DE UN 9 DE JULIO
Le hablo de un 9 de julio, de cuando la
Independencia; mire que apuntaba fiero
la Patria nuevita y tierna; la toreaban por
el norte tan duro que era una pena: tropas
del alto Perú, del Rey o tal vez la Reina,
toda gente veterana muy bien armada
y dispuesta; menos mal que Martín Güemes
con sumosada salteña y sus bravos infernales
les han cerrado las puertas. De los cerros han
bajado cayéndoseles por sorpresa y hasta con
la caballada alzándoseles a cuenta.
AH! gauchos de guardamontes y de tamañas
espuelas, seguro no hubiera habido sin ellos
Independencia. Y del este ¿qué me dice?
por ese lado se cuela la brava portuguesada
que para Janeiro rumbea, y dicen que desde
allí, cosa que pintaba fiera, 5 mil hombres
o más al Plata venirse piensan.
Lindo tiempo pa largarse a gritar
Independencia!
¿Y qué me cuenta de Chile?
Por ahí los godos ordenan; San Martín le
sale al paso cruzando la Cordillera,
apalabrándolo a Güemes pa que el invasor
contenga: tiempos medio enredaos pa largarse
a gritar ¡Independencia!
Los Criollos que no se entienden, los godos
que los pelean, y la Patria pobrecita,
alentando como sea, viviendo poquita edad
y amenazada de veras: momentos medio
fierazos palargarse a gritar ¡Independencia!
Pero la suerte está echada; bueno será que
así sea ¿dónde ha de ser el Congreso pa ver
como se gobiernan estas provincias que
que alguna vez se pelean: no por cierto en
Buenos Aires, porque las provincias celan,
con razón o sin razón de toda gente porteña.
Ya llegen los diputados trajinando en esas
huellas, algunos muy señorones y otros con
toda llaneza, por esos duros caminos en
galeras o en carretas, hasta de Charcas y
Mizque desde el alto Perú llegan.
Ya el Congreso se inaugura y ya también
delibera; el Dr Pedro Medrano asume la
Presidencia: primero todo es tanteo, sin
ponerse el pie en la tierra; les reclama
San Martín declarar la Independencia, y
Pueyrredón y Belgrano y Güemes, que lo
desean. Están tratando estas cosas y el
peligro crece afuera: que si ponemos un rey
o algún Inca si nos queda, o de una vez
rompemos las opresoras cadenas.
Por fin Narciso Laprida que ocupa la
Presidencia en aquel 9 de julio declara la
Independencia; hubiera visto alborotos y
l grimas de pureza, y los abrazos y vivas
entre esa gente dispuesta: ya dieron el
paso ansiado, ya la confianza se asienta,
ya nos declaramos libres a los pueblos de
la tierra; por fin la Patria nuevita rompió
sus duras cadenas. Así es la cosa amigos:
Todo lo que vale cuesta...
C. Di Fulvio - León Benarós