Muchos investigadores y profesionales de la salud aseguran que el consumo de harinas blancas refinadas es muy perjudicial para el organismo, y eliminarlos de nuestra dieta o reducir la cantidad que comemos puede mejorar muchos aspectos de su funcionamiento.
Esto se debe, entre muchas otras cosas, a uno de tantos componentes que lleva, el almidón, que puede ser dañino para la digestión y provocan una desmineralización en el organismo. Esta desmineralización también es provocada por el proceso de refinamiento en el que se utilizan blanqueador, oxidantes, potenciadores del sabor, estabilizantes, etc. con el fin de conseguir mayor volumen y rendimiento, a la vez que un aspecto apetecible.
Al ser metabolizadas por el organismo, se convierten en azúcar y esto es bueno cuándo son harinas de alto valor en nutrientes y azúcares, pero cuando están refinadas pueden llegar a modificar el transporte de nutrientes y generar lesiones a nivel celular; según asegura G. Matus, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Es por eso que una buena opción es optar por las harinas integrales, las cuales proporcionan energía en forma gradual, sin desequilibrar los niveles de glucosa en la sangre, y poseen calorías que son metabolizadas por el hígado, transformadas en glucosa y distribuidas en el organismo en forma de energía que se libera conforme el cuerpo lo necesita. Mientras que para obtener harinas blancas, los cereales experimentan un proceso de molienda y refinamiento que implica aplastar y trocear los granos enteros para despojarlos del salvado (rico en fibra) y del germen (que contiene vitaminas, proteínas, minerales y grasas insaturadas); lo único que queda es el endospermo (hidratos de carbono), lo que lo convierte en un alimento pobre desde el punto de vista nutricional.
Al ingerir harinas refinadas, el cuerpo capta toneladas de azúcar dentro de sus células, de inmediato el páncreas libera insulina y deja de generar “la hormona del ayuno” llamada glucagón, responsable de que no sintamos hambre. Se lleva a cabo la glucólisis, en donde el azúcar se canaliza hacia diferentes destinos y en este caso se acumula en forma de grasa, haciendo que sientas más energía, te pongas de buen humor y te sea más fácil concentrarte. Pero esto no dura mucho, cuando termina, aumenta la secreción de adrenalina, dopamina y cortisol, hormonas que al resentir la pérdida de azúcar actúan para contrarrestar cualquier molestia como estrés, mareos, sudoración etc.
Un reciente estudio de la Universidad de Harvard, recomienda ingerir "carbohidratos buenos" y evitar los refinados. Según los investigadores, las ventajas de reducir al máximo estos últimos en la dieta son:
- Adelgazamiento sin tener que comer menos cantidad.
- Sensación de saciedad.
- Disminución del nivel de triglicéridos en sangre. Esto se debe a que el hígado crea grasa a partir de la glucosa proveniente de estos carbohidratos y al ser eliminados se reducen los triglicéridos.
- Mayores niveles de colesterol HDL, y menores de niveles de colesterol LDL.
- Niveles de insulina en el cuerpo estables.
- Normalización de la presión alta.
- Reducción de riesgos de padecer una enfermedad cardiovascular.
Fuentes: http://adf.ly/1gefK8 http://adf.ly/1gefND http://adf.ly/1gefOY
Una buena opción es optar por las harinas integrales, las cuales proporcionan energía en forma gradual, sin desequilibrar los niveles de glucosa en la sangre