“La sed es un mecanismo tardío del organismo para recuperar el balance de líquido que ha ido perdiendo, normalmente, a través de la orina o la transpiración. En verano, esperar a sentir la necesidad para recién tomar algo puede llevar a la deshidratación y convertirse en un problema para la salud”
Las Guías Alimentarias para la Población Argentina publicadas por el Ministerio de Salud de la Nación aconsejan tomar al menos dos litros de líquidos al día (ocho vasos), sin azúcar, preferentemente agua. Y destacan que no hay que esperar a tener sed para hidratarse.
Habitualmente uno no lleva la cuenta de lo que bebió, pero hay formas de saber si no se está bebiendo el suficiente líquido. Tener sed o la boca seca es un signo de deshidratación. Otra señal puede darla la orina, que debe ser incolora o de un amarillo claro, si es oscura no se está tomando lo suficiente.
“La sed es un mecanismo tardío del organismo para recuperar el balance de líquido que ha ido perdiendo, normalmente, a través de la orina o la transpiración. En verano, esperar a sentir la necesidad para recién tomar algo puede llevar a la deshidratación y convertirse en un problema para la salud”, explica la Licenciada en Nutrición Florencia Cardone, de la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas.
¿Cómo podemos incorporar el hábito de beber más agua? “Llevar una botella de agua al salir de casa y mantenerla a lo largo del día. Que el agua esté presente en el lugar de trabajo, como estímulo visual y recordatorio de la importancia que tiene. También es de ayuda recordar momentos específicos del día en que podemos tomar agua, como al despertar, al llegar al trabajo, en el almuerzo, al llegar a casa, en la cena y antes de dormir”, recomienda Mercedes Setti, del Departamento de Alimentación y Dietética del Hospital de Clínicas. “Los recordatorios y alarmas en el celular también son aliados en la tarea de mantener la hidratación y cumplir el objetivo de los 8 vasos al día”.
“No hay olvidar hidratarse al exponerse a alta temperaturas como también antes, durante y después de realizar ejercicio físico, ya que cuando el cuerpo se moviliza se pierde más agua independientemente de la intensidad de la actividad”, añade Setti.
“Elegir agua pura permite incorporar una bebida que no agrega extras en su consumo, brinda sensación de saciedad sin incorporar calorías. Por esto, es fundamental que la misma esté al alcance de toda la población”, dice por su parte Cardone, quien aconseja favorecer la incorporación del hábito de tomar agua en los chicos. “Se les debe facilitar a los niños la adopción de una rutina de ingesta de líquido, tal como se hace con la comida. Se aprende a beber de la misma manera que aprendemos a comer”.
El 70% de nuestro cuerpo es agua. Es un componente esencial que participa en todas las funciones del organismo: transporta nutrientes y oxígeno a sus células, regula la temperatura corporal, participa en la eliminación de sustancias tóxicas y colabora en prevenir la constipación, entre otros procesos. Una deshidratación de tan sólo el 2% del peso corporal, reduce las tareas relacionadas con la atención, la memoria, el estado de ánimo y el rendimiento aeróbico durante el ejercicio físico.