Difundido por el rawfood -alimentación viva- y por chefs con una impronta veggie, el kale o col rizada se está imponiendo como ingrediente de los platos verdes.
Como sucedió hace un tiempo con la rúcula y el berro, que pasaron de ser yuyos desconocidos a ingredientes siempre presentes en las ensaladas, su nombre empezó a circular entre los foodies -aficionados a la gastronomía, y seguidores de una alimentación consciente.
Ahora en Buenos Aires se puede encontrar en platos o licuados naturistas o en mercados gastronómicos. En ciertos lugares, además, se venden conitos de crispy kale, una versión más saludables de las papas fritas y que puede ser ideal para chicos y grandes que no nos resistimos a abandonar ese alimento.
¿Cuáles son sus beneficios?
- Tiene una gran densidad nutricional. Contiene porcentajes importantes de calcio, hierro y vitamina C, K y A y vitaminas del grupo B.
- Es hipocalórico.
- Representa una importante fuente de ácido fólico, un nutriente fundamental para quienes están planificando un embarazo.
- Junto con el brote de trigo, es uno de los vegetales con más alto contenido de clorofila, uno de los mayores depuradores del cuerpo.
- Al contar con un alto contenido de fibra brinda sensación de saciedad y disminuye la absorción de grasas y azúcares de los alimentos. Esto contribuye a regular los niveles de colesterol y glucosa en sangre y estimula el tránsito intestinal.
- Por sus carotenoides y flavonoides, se ubica dentro del grupo de alimentos con propiedades anticancerígenas.
- Como todo vegetal, es fuente de energía vital, enzimas y fitonutrientes, sustancias naturales que se encuentran en los pigmentos vegetales y que tienen un gran poder antioxidante y protector de las células.
Para prepararlo
El único inconveniente del kale es que su hoja es muy dura y puede pinchar un poco en la boca. Por eso, si uno quiere consumirlo crudo, para evitar que se pierdan sus nutrientes, es necesario realizar una preparación adecuada. Lo recomendado es pelarlo, cortarle el tallo y masajearlo con un poco de sal marina para que pierda su rigidez. Así quedará listo para incorporar en ensaladas junto a otras verdudas.
En cambio cocido, se usa igual que la espinaca. En tartas, empanadas, buñuelos, salteado o hervido, al vapor o al horno.
También se pueden preparar jugos verdes combinados con frutas y semillas.
Sumarlo a los platos diarios
Como recién está comenzando a difundirse su utilización, solo se consigue en el Barrio Chino de Buenos Aires y en verdulerías orgánicas.
Pero también se puede cultivar en casa, en macetas (en balcones o patios) o directo en tierra. La única recomendación es esperar al otoño para sembrarlo, respetando el calendario estacional.
De esta forma tendremos a mano un alimento fresco y abundante en energía vital.
Kale, nuevos sabores.