Este desorden emocional o nervioso, que no suele ser reconocido como una enfermedad por los médicos, es más frecuente en el hombre que en la mujer. También conocida como complejo de Adonis, la vigorexia hace que quienes la padecen perciban sus características físicas de manera distorsionada.
En concreto, las personas que padecen este trastorno se ven delgadas y débiles. De ahí que realicen todo tipo de acciones para poder conseguir la musculatura deseada.
Entre las causas que llevan a que una persona se vea afectada por dicha problemática se encuentran fundamentalmente el tener una personalidad obsesiva, en especial consigo mismo, así como estar sufriendo diversos problemas emocionales en sus relaciones personales o profesionales.
Todo ello sin olvidar tampoco que, en otras ocasiones, los motivos que hacen que alguien sufra de vigorexia son problemas de tipo fisiológico.
Entre los principales síntomas que indican que alguien tiene este trastorno se encuentran una baja autoestima, el que esté continuamente pesándose, el que se automedique, el que manifieste una absoluta obsesión por el culto al cuerpo, el que presente un cuerpo desproporcionado, el que tenga una visión absolutamente distorsionada de su estado físico o que comience a aislarse a nivel social.
Los vigoréxicos sienten que carecen de musculatura y de tonicidad; por lo tanto, tienen una obsesión con la realización de ejercicios físicos que les permitan mejorar su aspecto corporal. Estos ejercicios son realizados de manera compulsiva hasta que el cuerpo pierde sus proporciones normales.
En muchos casos, los ejercicios físicos se complementan con el consumo de esteroides o anabólicos que contribuyan a aumentar la musculatura. De esta forma, la vigorexia se vuelve aún más peligrosa, ya que el abuso de este tipo de sustancias aumenta el riesgo de padecer cáncer de próstata, disfunción eréctil y otras enfermedades.
La actividad física compulsiva y el consumo de anabólicos también suelen combinarse con dietas poco equilibradas, con un consumo de alimentos que cuenten con gran cantidad de proteínas y carbohidratos, lo que puede producir alteraciones metabólicas.
Se cree que cuatro de cada 10.000 personas sufren vigorexia, siendo más propensos aquellos sujetos con baja autoestima y tendencia a las conductas adictivas. El tratamiento de la vigorexia es principalmente psicológico para que la persona supere su miedo al fracaso y mejore su autoestima.